Autor Emilio Piñeiro

 

Fundador y CEO de C2C Consultoría y Compliance (España), con una amplia experiencia en la dirección de proyectos en #EmPrendizaje Learning Corporate y gran pasión por la ética corporativa, el Compliance y la transformación organizacional.

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Falso Compliance: La sombra que oscurece la integridad empresarial.

El compliance se ha convertido en un pilar fundamental para garantizar la integridad y el cumplimiento de las leyes y regulaciones en las organizaciones.

La adopción de programas de compliance es vista como una señal de compromiso ético y responsabilidad corporativa.

Sin embargo, en este escenario de creciente conciencia sobre la importancia del cumplimiento normativo, surge una sombra que oscurece la integridad empresarial: el «falso compliance».

 

Marketing sin Sustancia.

El «falso compliance» es una práctica que lamentablemente se está volviendo más común en el mundo corporativo, afectando de manera significativa. Se trata de aquellas organizaciones que, aparentemente, adoptan un programa de compliance con el único propósito de mejorar su imagen y ganar ventaja competitiva en el mercado.

La aspiración a una imagen idealizada de la empresa también puede tener efectos negativos en la cultura corporativa y en la toma de decisiones.

Estas organizaciones utilizan el término “compliance» como un gancho de marketing, pero detrás de esa fachada, no existen prácticas ni compromisos reales con la integridad y la ética empresarial. Esta falta de autenticidad se hace evidente al indagar sobre cuestiones fundamentales como códigos éticos, matriz de riesgos, planes de acción, sensibilización, formación y capacitación del personal, así como las medidas concretas para la mejora continua.

A menudo, el silencio o respuestas vagas prevalecen en lugar de una genuina demostración de compromiso.

 

MakeUp Corporativo: Los Filtros Llegan a las Organizaciones.

La preocupación por la belleza aspiracional se ha extendido a todas las industrias, y no se limita a las más evidentes como la moda y la estética.

Con la proliferación de las redes sociales, los perfiles personales de los directivos, páginas de empresas y sus perfiles o la publicación de eventos de autobombo de empresas en plataformas online se han convertido en una práctica para proyectar la imagen de la empresa, muchas veces asociada a ese marketing carente de ética que nombraba anteriormente.

Nuevas denominaciones como el greenwashing, el pinkwashing y otras emergen constantemente, incluyendo el purplewashing, lo que en resumen podemos definir como «maquillaje corporativo». Las organizaciones utilizan términos en tendencia como transparencia, compliance, medio ambiente, igualdad e inclusión, pero a menudo carecen de acciones concretas que respalden estas afirmaciones.

 

 

 

«Greenwashing».

El greenwashing es una práctica utilizada por algunas organizaciones para proyectar una imagen falsa de su compromiso con el medio ambiente. A menudo, persuaden a los consumidores de que están adquiriendo productos o servicios sostenibles, amigables con el medio ambiente, cuando en realidad no lo son.

«Pinkwashing».

El pinkwashing es otra forma de «maquillaje corporativo» que se enfoca en cuestiones relacionadas con la conciencia social. Algunas organizaciones utilizan el pinkwashing para aparentar un mayor compromiso con la igualdad de género y los derechos LGBTQ+ de lo que realmente demuestran en sus acciones. Esto puede llevar a una percepción distorsionada de su verdadero compromiso con estas causas. Preguntas esenciales, como protocolos de acoso, medidas para lograr la igualdad de oportunidades o la eliminación de la brecha salarial, a menudo quedan sin respuestas claras o detalladas.

«Purplewashing».

El purplewashing es una práctica similar a las anteriores, pero se enfoca en movimientos de justicia social.

Algunas organizaciones se unen a movimientos de derechos civiles para ganar puntos con los consumidores, pero no implementan medidas concretas para promover la diversidad, la equidad y la inclusión en su propia estructura organizativa, incluso mucha de ellas, incumplen la normativa de la ley general de discapacidad, como sucede en muchas empresas españolas

De la Falsa Transparencia.

Actualmente, podemos identificar otro fenómeno en el que ciertas organizaciones presentan una imagen de transparencia en sus prácticas comerciales, pero no proporcionan información completa o veraz. Resaltan el logotipo de alguna entidad certificadora en sus sitios web o locales comerciales, presentando solo lo que les beneficia, lo que deja a los consumidores con una imagen sesgada de su negocio y perjudica a sus propios stakeholders.

 

 

Un Falso Escudo de Protección, erosión de la confianza.

Las organizaciones que optan por el «falso compliance» a menudo implementan políticas y procedimientos superficiales que aparentan cumplir con las regulaciones.

Sin embargo, estas medidas carecen de sustancia y no abordan de manera efectiva los riesgos y desafíos reales que enfrenta la empresa.

En lugar de brindar protección contra posibles irregularidades, este falso compliance representa una vulnerabilidad significativa, ya que no ofrece una salvaguardia real contra prácticas indebidas o ilícitas.

Además, en estos casos, es evidente la falta de formación, capacitación, planes de acción y, sobre todo, la ausencia de una cultura de cumplimiento dentro de la organización.

El falso compliance puede tener consecuencias devastadoras para la reputación de la empresa y su relación con los stakeholders. Cuando los clientes, inversionistas y empleados descubren que el compromiso ético de la organización es solo superficial, se genera un alto riesgo de erosión de la confianza. Esta falta de confianza puede traducirse en la pérdida de clientes, inversionistas descontentos y un talento humano desmotivado, lo que puede afectar negativamente el desempeño y la rentabilidad de la empresa.

 

El Vínculo Entre el Falso Compliance y la Reputación Empresarial.

La gestión de la reputación se ha vuelto un activo estratégico invaluable para las empresas en el medio y largo plazo. En este contexto, la relación entre el falso compliance y la reputación empresarial cobra un protagonismo crucial. A menudo, las organizaciones que optan por el falso compliance subestiman el impacto que esto puede tener en su reputación a largo plazo, lo que puede ser un error costoso.

Cuando una empresa se involucra en prácticas de falso compliance, está jugando un juego peligroso con su reputación. A corto plazo, es posible que obtengan beneficios superficiales, como mejorar la percepción del público o atraer inversores desprevenidos. Sin embargo, estos beneficios son efímeros y pueden desmoronarse en el momento en que la verdad salga a la luz.

La falta de autenticidad y compromiso genuino con el cumplimiento normativo y la ética empresarial socava esa confianza de manera significativa.

A medida que se descubre el falso compliance, los clientes pueden sentirse engañados y optar por no hacer negocios con la empresa. Los empleados pueden perder la motivación al darse cuenta de que están trabajando en una organización que carece de integridad. Los inversores pueden retirar su apoyo, y la comunidad puede boicotear a la empresa.

Estas repercusiones a largo plazo pueden traducirse en pérdidas financieras y daños irreparables a la reputación.

 

El Valor de la Reputación GENUINA en el Éxito Empresarial.

Por su parte, las empresas que se comprometen con la autenticidad y el cumplimiento normativo genuino están construyendo una reputación sólida y duradera.

La transparencia y la ética empresarial son valores que resuenan con los stakeholders y crean una base de confianza sólida.

En el mundo actual, donde la información fluye rápidamente a través de las redes sociales y la comunicación es instantánea, la reputación de una empresa puede ser vulnerada en cuestión de minutos.

Por lo tanto, mantener una reputación sólida a lo largo del tiempo se ha convertido en un desafío crítico.

La reputación no solo es importante para la percepción externa de la empresa, sino que también tiene un impacto directo en su éxito a largo plazo. Las empresas con una reputación positiva atraen a los mejores talentos, obtienen la confianza de los inversores y clientes leales, y son más resistentes a las crisis.

En contraste, las empresas que han caído en la trampa del falso compliance a menudo enfrentan un camino cuesta arriba para reconstruir su reputación y recuperar la confianza perdida.

Esto puede requerir un esfuerzo significativo y recursos para rectificar las prácticas pasadas y demostrar un compromiso real con la integridad y la ética.

Es esencial que las organizaciones aborden el compliance de manera integral y genuina, basando sus acciones en una cultura sólida de ética y responsabilidad.

El compliance debe ser una convicción arraigada en la esencia misma de la empresa, no simplemente una etiqueta de marketing para mejorar la imagen pública. Para evitar el peligro del falso compliance, es fundamental que las organizaciones se enfoquen en impulsar una transformación genuina. Esto implica establecer una cultura organizacional basada en valores éticos, promover la transparencia y la rendición de cuentas, y adoptar políticas y procedimientos que realmente aborden los riesgos y desafíos específicos de la empresa.

En Conclusión el Compliance no puede ser reducido a una simple estrategia de marketing. Para construir una empresa íntegra y ética, es esencial abordar el cumplimiento normativo con autenticidad y compromiso real. Solo así se puede garantizar la integridad empresarial y mantener la confianza de los stakeholders en un mundo donde el «falso compliance» representa una amenaza cada vez mayor.

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Entrevista a Emilio Piñeiro

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LIC. EMILIO PIÑEIRO


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