María Victoria Burden Raigada
Ethics & Compliance Counsel Manager en Accenture Argentina.
María Victoria Burden Raigada es abogada egresada de la Pontificia Universidad Católica Argentina especializada en ética y compliance, con formación académica en instituciones como la Universidad Torcuato Di Tella, Universidad del CEMA, Universidad Austral y la Universidad de Buenos Aires. Ha completado programas avanzados en inteligencia artificial aplicada al derecho, fintech, privacidad de datos, cibercrimen, prevención de lavado de dinero y derecho corporativo. Actualmente es Compliance & Ethics Counsel Manager en Accenture Argentina, donde lidera programas de ética y compliance enfocados en adquisiciones, evaluando riesgos y definiendo acciones de mitigación en temas como anticorrupción, privacidad y cumplimiento normativo
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1. Introducción.
En el contexto empresarial actual, hablar de integridad organizacional no implica únicamente referirse a normas, controles o auditorías. Implica hablar de cultura. Una cultura que se construye desde lo cotidiano, desde los gestos simples, desde la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Mi experiencia en Securitas Argentina marcó el inicio de un recorrido profundamente transformador. Mi incorporación dio lugar a la creación de la primera Gerencia de Riesgos y Compliance en la región, en un contexto donde no existían estructuras previas ni políticas locales consolidadas. Fue necesario construir desde cero, y esa necesidad, lejos de representar una limitación, se convirtió en una oportunidad para sembrar valores, generar conciencia y establecer una nueva forma de trabajo. Este proceso contó con el acompañamiento constante de los líderes de Iberoamérica, quienes demostraron un compromiso genuino y un interés excepcional, brindando respaldo estratégico en cada etapa de desarrollo.
2. Integridad como cultura, no como castigo.
Durante mucho tiempo, los programas de cumplimiento fueron percibidos como un conjunto de reglas diseñadas para evitar sanciones. Sin embargo, esa mirada resulta reducida. El verdadero valor de una cultura ética radica en su capacidad de generar confianza, transparencia y sentido de pertenencia. Cuando las personas que integran una organización comprenden el propósito detrás de cada política, y observan que sus líderes actúan con integridad, el cumplimiento deja de ser una exigencia y se transforma en convicción y sentido de pertenencia.
3. Construcción desde las bases.
La cultura ética no nace en los manuales, sino en las salas de reuniones, en las conversaciones informales, en la forma en que se abordan los dilemas cotidianos. En Securitas comenzamos por lo esencial: capacitaciones presenciales en todo el país, apertura de canales de escucha, reconocimiento de conductas ejemplares. Paso a paso, esas acciones generaron un cambio profundo. Creamos Comités de Riesgos y Revisión de Políticas, y llevamos adelante una semana completa dedicada a la integridad: la Compliance Week. El evento fue transmitido virtualmente a nivel nacional y contó con actividades participativas, trivias y espacios de reflexión liderados por referentes clave de la organización, como el CEO, el CFO, la Directora de Talento Humano, la Directora de Comunicación, Asuntos Públicos, Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa y el Director de Legales, entre otros. Cada uno compartió su mirada sobre los pilares éticos y su impacto en la estrategia y el funcionamiento de la empresa. Fue una instancia valiosa no solo por su alcance, sino por el mensaje que transmitió: cuando el compromiso con la integridad 1 parte desde los niveles más altos de liderazgo, se convierte en una señal clara y poderosa de que la cultura ética es una prioridad real y transversal.
4. El rol del liderazgo.
El liderazgo tiene un impacto decisivo en la consolidación de una cultura ética. No alcanza con hablar de valores: es necesario que se reflejen en las decisiones, en las conversaciones cotidianas y en la forma de vincularnos dentro de la organización. En mi experiencia, sigo convencida de que quienes lideramos tenemos la responsabilidad de ser referentes visibles de integridad. Nuestro comportamiento cotidiano inspira, guía y multiplica el compromiso en los equipos.
5. Transparencia y conciencia: pilares del ambiente laboral.
Un entorno laboral ético no solo fortalece la reputación corporativa, también impacta positivamente en la motivación, la retención de talento y la capacidad de innovación. Cuando las personas se sienten seguras para expresar inquietudes, cuando saben que sus decisiones están respaldadas por valores claros, el trabajo se transforma. La transparencia no es solo un valor: es una herramienta de gestión.
6.Todas las personas somos Oficiales de Cumplimiento.
Construir una cultura ética es un proceso continuo que demanda compromiso, paciencia y convicción. No se trata de grandes campañas, sino de acciones consistentes. Cada persona, sin importar su rol, puede ser agente de cambio. Porque la integridad no es responsabilidad de un área: es responsabilidad de todos.
7. Todo empieza por casa.
Y si de construir cultura se trata, el primer lugar donde comprendí el verdadero significado de actuar con integridad fue mi hogar. Crecí junto a dos personas íntegras, coherentes y responsables, que me transmitieron valores que hoy definen mi manera de ser y de liderar. Por eso, esto que hago no es solo una vocación profesional: es una forma de trabajar, de decidir y de impulsar una cultura ética con propósito. Porque en las cosas más simples y cotidianas es donde realmente se refleja la cultura de integridad, cumplimiento y transparencia… y desde ahí, se proyecta hacia todos los aspectos de la vida.
*Este artículo fue escrito a título personal, y las opiniones expresadas en el mismo son únicamente mías y no reflejan necesariamente las de mi empleador, Accenture.
Este artículo es de propiedad de su autora María Victoria Burden Raigada y como tal goza de la correspondiente protección de derecho de autor, de acuerdo a los términos de la Ley 11.723 de Propiedad Intelectual (ARG). El contenido de este artículo es exclusiva responsabilidad de la autora y no refleja ni compromete la posición ni la opinión de la compañía para la cual trabaja ni las organizaciones que representa.
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